SILLA DE RUEDAS: Abriendo el mundo a millones de personas

Extremadamente útil para las personas con discapacidad, los asientos con ruedas han existido desde la invención de la rueda, pero tuvieron que pasar siglos para que estos dispositivos ganaran adeptos entre las masas. Al principio, las personas con problemas de movilidad eran empujadas en dispositivos similares a carretillas o muebles con ruedas empujados por asistentes médicos o sirvientes. Cuando en 1595 Felipe II de España, que padecía gota y artritis, encargó una silla de ruedas, se la conoció como «silla de un inválido». Para muchos esa fue la primera silla de ruedas de la que se tiene constancia. Sin embargo, habría que esperar hasta 1655 para que surgiera la primera silla de ruedas autopropulsada. Stephan Farffler, un relojero que perdió el uso de las piernas en un accidente infantil, creó este dispositivo para poder ir y volver de la iglesia en Núremberg (Alemania). Su invento se asemejaba a una bicicleta reclinada moderna, ya que dependía de una manivela para impulsarse. Hoy en día, se la considera un precursor del triciclo, pero en su momento, este invento único dejó entrever los usos potenciales de los dispositivos de ruedas autopropulsados. El diseño de Farffler impulsó la tecnología de las sillas de ruedas, y varios inventores crearon dispositivos similares. Uno de ellos, el empresario belga John Joseph Merlin, creó una «silla de gota» que utilizaba engranajes y manivelas para propulsar a los usuarios. El diseño se hizo tan popular que las sillas de ruedas se llamaron «sillas Merlin» durante más de un siglo. Por cierto, incluso estas primeras sillas de ruedas eran utilizadas principalmente por personas adineradas con sirvientes que las empujaran. Esto se debía a que eran difíciles de fabricar, pesadas, difíciles de manejar y casi completamente ineficaces en exteriores, más como muebles de interior que como dispositivos de asistencia. Como escribe la historiadora del arte e historiadora de la discapacidad Elizabeth Guffey: «Era una silla delicada para gente delicada». Las sillas de ruedas se hicieron más omnipresentes con el paso de los años, especialmente tras la Guerra Civil de EE.UU. y las dos Guerras Mundiales, que dejaron a cientos de miles de veteranos con movilidad comprometida. Pero las sillas de ruedas se consideraban dispositivos médicos, no accesorios para una vida independiente, en parte debido a su tamaño y coste. En los años 30 del siglo XX, Herbert Everest, ingeniero de minas paralítico, se quejaba del peso de su pesada silla de ruedas, y junio a otro ingeniero, Henry Jennings, en el garaje de Jennings en Los Ángeles (EE.UU.), crearon una silla de ruedas plegable que pesaba la mitad y costaba mucho menos de producir. Así, se convertiría en la primera silla de ruedas producida en serie y en el diseño más popular de su época. De repente, los usuarios de sillas de ruedas podían salir a la calle, subir y bajar de los coches e ir adonde quisieran sin apenas ayuda. Irónicamente, sin embargo, el avance obstaculizaría el desarrollo de las sillas de ruedas durante décadas debido al monopolio de los inventores sobre el diseño plegable y a las actitudes predominantes sobre la discapacidad, que sugerían que los usuarios de sillas de ruedas debían ser protegidos del mundo. Incluso los profesionales de la medicina se opusieron a diseños alternativos que hacían hincapié en la independencia del usuario. «Quizá [los profesionales de la medicina] pensaban que sabían más», afirma Nicholas Watson, catedrático de Estudios sobre Discapacidad y Director del Centro de Investigación sobre Discapacidad de la Universidad de Glasgow (Reino Unido). El uso de sillas de ruedas se disparó con la pandemia de poliomielitis de los años 40 y el creciente número de víctimas de la guerra moderna, además del desarrollo de antibióticos que permitieron a más personas sobrevivir a lesiones medulares, dice Watson. Una vez más, una nueva generación de usuarios de sillas de ruedas clamaba por más y acabó revolucionando el uso y el significado de las sillas de ruedas. Algunos no se conformaban con sentarse en ellas, también querían jugar. A partir de los años 60, los atletas en silla de ruedas empezaron a modificar sus sillas para hacerlas más ligeras y fáciles de usar. Y el creciente movimiento por los derechos de los discapacitados avivó aún más la demanda de mejores sillas de ruedas por parte de los propios usuarios. «Cuando la gente ve a una persona con movilidad reducida, la silla de ruedas es el rasgo más destacado, y tiende a olvidar que es una persona», declaró en 1982 a Los Angeles Times la atleta Marilyn Hamilton, que perdió el uso de las piernas tras un accidente de parapente. Hamilton fue una de las atletas que presionaron para conseguir mejores sillas de ruedas, o fabricaron las suyas propias. Los atletas redujeron el peso de las sillas quitándoles los mangos que otros utilizaban para empujarlas, una declaración de independencia y una forma de aligerarlas. Luego empezaron a modificar las ruedas, añadiendo velocidad y maniobrabilidad con modificaciones que iban en contra de los diseños creados para «proteger» a los usuarios del mundo exterior. Con el tiempo, escribe Watson, los atletas en silla de ruedas empezaron a fabricar sus propias sillas. En las décadas de 1970 y 1980, sillas de ruedas con nombres como Quadra y Quickie estaban cambiando la forma en que los usuarios experimentaban el mundo que les rodeaba, dándoles un acceso sin precedentes tanto en interiores como en exteriores. «Nuestras sillas son tan estéticamente agradables que ayudan a derribar [las barreras] entre personas de distintas capacidades», afirma Hamilton, que ayudó a diseñar la silla de ruedas ultraligera Quickie. «Es una ventaja tremenda para las personas discapacitadas». Mientras tanto, las sillas de ruedas eléctricas, introducidas por primera vez en Canadá en la década de 1950, también estaban cada vez más disponibles, lo que permitía a las personas con limitaciones de movilidad en los brazos utilizar también sillas de ruedas. Estas sillas más ligeras y maniobrables no sólo cambiaron la vida cotidiana de las personas que las utilizaban, sino también la percepción que tenían de sí mismas. La historia del desarrollo de las sillas de ruedas «muestra a las personas discapacitadas como agentes activos y directores de su propia vida», afirma Watson, una vida más móvil e independiente. ¿Cuál es el futuro del diseño de sillas de ruedas? Watson predice que la inteligencia artificial se utilizará cada vez más en la navegación en silla de ruedas. Los ingenieros también están trabajando en formas de evitar vuelcos peligrosos de las sillas de ruedas, incluso incorporando tecnología como radares y cámaras. En la actualidad, todo, desde las sillas de ruedas para sentarse y levantarse hasta el diseño personalizado de llantas y ruedas a medida, satisface las necesidades individuales de los usuarios al tiempo que añade un poco de estilo a su viaje.

SUSUKI KATANA 2024: Una moto que se anticipó a su tiempo

Como sabéis, la Suzuki Katana es una de esas motocicletas míticas, que solo con nombrar su denominación ya provoca toda clase de comentarios. De hecho, es tan mítica que la misma Suzuki recuperó su nombre y su concepto en el 2019. No obstante, merece la pena destacar que el nombre de Katana se volvió a usar en EE.UU. para las Suzuki GSX-F de 600, 750 y 1100 centímetros cúbicos en los años 80, y de sus reemplazos lanzados en 1998. Además de aquellas Suzuki Katana, pasado unos 10 años, apareció una versión exclusiva para el mercado japonés y que resulto un modelo bastante desconocido: la Suzuki GSX400S Katana, el cual se puso en las tiendas en 1992 animada por un motor de cuatro cilindros, refrigeración líquida y 399 centímetros cúbicos, que rendía 43 CV a 10.500 revoluciones. Se trataba del mismo motor que montaba las Bandit 400, que derivaban del motor de la Suzuki GSX-R400, así, lo que parecía un radiador de aceite, era en realidad, el radiador convencional para el sistema de refrigeración. Estéticamente fue una réplica, hasta en el más mínimo detalle, de la primera Katana lanzada en los 80. Incluso se montó el motor inclinado 18 grados hacia delante, como en la Katana 1100. No obstante, había un pequeño cambio con respecto a la 1100, que a simple vista cuesta encontrar, como los neumáticos más anchos, las pinzas de freno Tokico de cuatro pistones o los amortiguadores gemelos Showa. Su comercialización se limitó a Japón, aunque se exportó en pequeñas cantidades a otros países de Asia y Pacífico, aunque aún es posible encontrar unidades en Internet en otros mercados. La producción de la Suzuki Katana 400 duró solo dos años, entre 1992 y 1993. Se lanzó en varias opciones de color, como los tradicionales gris y gris oscuro con el motor en negro. También se pueden encontrar versiones con parte de la carrocería en otra tonalidad. El modelo se puso en circulación porque en Japón, todo lo retro estaba de moda y en Suzuki pensaron que era buena idea relanzar una pequeña Katana con motor de 400 centímetros cúbicos y aprovechar el tirón comercial. Pero no solo eso, llegó justo con una reedición del modelo original solo para Japón, con otras versiones con cubicajes de hasta 250 centímetros cúbicos. Pero como no podía ser de otra manera, se decidió lanzar una nueva versión, emergiendo como un ejemplo de cómo una marca icónica puede reinventarse y revivir un legado con un enfoque contemporáneo. Desde su presentación, la Suzuki Katana ha capturado la atención y el entusiasmo de expertos de la industria, fanáticos de las motos y entusiastas del diseño. Los medios especializados en motocicletas han elogiado su apariencia agresiva con líneas precisas y detalles llamativos; es una reminiscencia de la Katana original que cautivó a los amantes de las motocicletas en la década de 1980. «Katana es ahora una máquina poderosa excepcional con un diseño icónico que homenajea la Katana original de hace más de 30 años. Por dentro se ha renovado para inyectar de gran potencia tu experiencia de manejo y al mismo tiempo ofrecerte el desempeño óptimo en un perfecto balance entre comodidad y control» Suzuki Katana cuenta con un motor de alto rendimiento de 999 cc que derivan en una potencia de 150 cv, a campanada de cuatro cilindros y un tanque de combustible de 12 lts. Este motor potente ofrece una aceleración emocionante y una entrega de potencia suave, lo que garantiza una experiencia de conducción estable tanto en carreteras como en largos trayectos. Además, cuenta como su sistema de frenado antibloqueo (ABS) y control de tracción, que mejoran la seguridad y el control del piloto en diversas condiciones de la carretera. Además, la pantalla LCD multifunción proporciona información esencial en un formato elegante y fácil de leer. Finalmente ¿cuánto cuesta la Suzuki Katana 2024? El precio de venta recomendado es de 13.200 euros. Llamarla una sportbike neo-retro es una descripción veraz, aunque algo simple, ya que la Katana es una especie de categoría por sí misma, estilísticamente hablando.

CASIO F-91W: Clásico e icónico

No sabemos si cualquier tiempo pasado fue mejor, pero sí parece que algo de razón lleva el que soltó por primera vez esta máxima. De hecho no hay más que echar un vistazo a un mundo como el de la moda, donde lo llamado vintage vuelve a estar, valga la redundancia, más de moda que nunca. Prendas, accesorios y calzado, que, más que resucitar, retorna de vez en cuando, como si se tratara de algo cíclico, como el Casio F-91W, por años el más popular de la compañía japonesa, y que es muy demandado debido a su simplicidad, practicidad y diseño. De corte retro y resistente como pocos, a lo mejor nunca lo llegaste a tener, pero quizás sí se lo viste lucir a tu padre o madre. Si es el caso, estás de suerte. Lanzado en 1989, este dispositivo incorpora cronómetro, alarma, indicador de hora 12/24 y calendario automático. Además, es resistente al agua. El producto, el más vendido en Amazon, arrasa en esta web, donde tiene una nota media de 4,6 sobre 5 y acumula más de 61.000 valoraciones de los usuarios. El F-91W es un reloj de pulsera digital que pasado más de tres décadas de su fabricación continúa vendiéndose “bien”, según la marca, y es un fijo en la muñeca de nostálgicos, pero también de jóvenes que se sienten atraídos por un diseño sencillo y una fiabilidad insuperable. La receta del éxito es simple: pocas pretensiones, pero muchas prestaciones. Además, la pantalla se ilumina en la oscuridad pulsando un botón. Tan o más popular que el reloj Casio G-Shock GA-100, el F-91W cuenta con una caja y una correa fabricadas en resina sintética, un material muy resistente y flexible que garantiza un uso prolongado en el tiempo. Esto hace que se pueda utilizar mientras haces ejercicio o entrenas. De hecho la apariencia de este modelo es bastante deportiva. Acostumbrados a cargar el smartwatch, como mínimo, un par de veces al día, a algunos les puede resultar inverosímil la duración de la pila del F-91W. Porque la batería de este dispositivo es capaz de aguantar hasta siete años sin ser reemplazada. Todo un hito en una época en la que lo que predomina, precisamente, es la obsolescencia de la tecnología casi de un día para otro. “Ha resistido la prueba del tiempo por una razón: ofrece un diseño icónico, durabilidad, funcionalidad esencial y un precio muy atractivo”, resume un admirador. Y como no podía ser de otra forma, el F-91W al ser resistente al agua, puede sumergirse hasta una profundidad de 30 metros. No necesitarás, por lo tanto, quitártelo en la ducha, durante el día a día, pero tampoco en verano, cuando vayas a la playa o la piscina. ¿A qué esperas para tener el tuyo?